sábado, 24 de agosto de 2013

¿Soy un buen amigo?

 Ciertamente vivimos una época de cambios en las relaciones, la era de la comunicación y la tecnología que están al servicio del hombre muchas veces en lugar de mejorar la comunicación, la dificultan, tenemos muchas relaciones virtuales, y hemos desvirtuado en parte, lo bonito de la comunicación en persona, la inmediatez de la risa, el abrazo, el tiempo que dedicamos a los demás, es invertir en vida, vivimos en una sociedad en que todos los días corremos, no se sabe muy bien en que dirección y nos encerramos tras móviles u ordenadores para hablar pero no saludamos o nos interesamos por lo más hermoso, COMPARTIR, hay un tiempo para todo, un tiempo para estar sólo, un tiempo de silencio y un tiempo para compartir. A veces tenemos la sensación de dar, dar y no recibir, quizás sea el momento de questionarse, ¿que tipo de amigo soy?

 

 

 

Cuento: Soy un buen amigo.

¿Soy un
buen amigo?

Hoy, al llegar a clase, la profesora les ha mandado sentarse en silencio, estaba un poco enfadada porque hay niños que no saben ser amigos de otros, y es que, ella ha visto, como los niños se pelean en el recreo y también, como algunos dicen cosas muy feas de otros.
La profesora, ha traído una caja mágica, en esa caja, esta su amiga la mariposa reposa, la mariposa reposa, es una mariposa, que siempre se portaba mal con los amigos, hasta que un día se dio cuenta que, cuando nos portamos mal, acabamos solos, muy, muy solos, y se empezó a portar bien.
Ahora, es la mariposa con más amigos del mundo, y está muy, pero que muy contenta.
La mariposa reposa, ha ido a contarles una historia, así que, los niños tienen que estar todos muy atentos.
“Hace mucho, mucho tiempo- empieza a decir la mariposa- existía un hombre que era muy, muy bueno, mucho más bueno que el resto de hombres, defendía a los amigos, los quería, les hacía regalos y les cuidaba, era tan bueno, tan bueno, que nunca se preocupaba porque le hicieran daño, aunque otra gente le tratara mal, él siempre estaba sonriendo y perdonaba a todo el mundo.
Pero un día, vinieron unos señores, que no querían que el mundo fuera bueno y bonito, y decidieron portarse muy mal, empezaron a romper cosas, a portarse mal con la gente, a insultarla y a pelearse con todo el mundo.
El hombre bueno, estaba muy preocupado por lo que ocurría, y la gente empezó a decirle, que él tenía que defenderse, si le pegaban, tenía que pegar, si le insultaban, tenía que insultar, pero el hombre bueno, no quería hacer esas cosas, él era bueno, y siempre lo sería.
Pero los hombres malos no dejaban de portarse mal, y un día, el hombre bueno, intentó explicarles que tenían que ser buenos como él, pero los hombres malos, se lo pasaban mejor siendo malos, aunque se quedaran solos y no tuvieran amigos.
Paso el tiempo, y la gente quería cada vez más al hombre bueno, y salían corriendo cada vez que veían al hombre malo.
Los hombres malos, se dieron cuenta de que cada vez estaban más y más solos, no tenían ningún amigo y el hombre bueno, siempre estaba acompañado”
-          Por eso- les dijo la mariposa reposa- siempre hay que ser bueno con los amigos, porque si no, nos quedamos muy solos.
Al terminar la clase, la mariposa se había ido, pero Pepe estaba muy, pero que muy preocupado, no sabía si él era un buen amigo, pero al ir a hablar con Lula, y ver que ella corría hacia él para jugar juntos en el patio del recreo, se dio cuenta, de que si ella, que era la mejor amiga del mundo, jugaba con él, era, porque él también era un buen amigo.

¿Y tú? ¿Eres un buen amigo?

No estoy sola, estoy conmigo misma

 A tod@s nos pasa, sentirnos sólos no es lo mismo que estar realmente, fisicamente sólo, en la vida nada es definitivo, excepto nosotr@s mismos, tenemos que aprender a estar sólos como un estado de estar con nosotros mismos.


Antes que nada, debes saber que sentirte solo o sola es un sentimiento normal y que todos nos sentimos así de vez en cuando. Sin embargo, pocas personas lo reconocen y menos en público. Hablando en confianza con otras personas verás que es de lo más normal. Sentimientos como la tristeza, la soledad, la sensación de aislamiento…  forman parte de nuestro abanico de emociones y deberías preocuparte más si no las sientes nunca (probablemente no eres consciente de ellas o las ocultas de algún modo) que si eres consciente de ellas cuando aparecen en ti. La clave está en aceptar estos sentimientos y verles el lado positivo. ¡Te juro que lo tienen! Son momentos únicos para conectar contigo mismo/a  y descubrir la profundidad de tu ser interior.
Entonces, ¿dónde está el problema? Si las sientes muy a menudo o de forma continuada por periodos de tiempo largos (más de seis meses aproximadamente) deberías plantearte buscar ayuda. Tampoco te preocupes por ello ya que acudir a un terapeuta es mucho más habitual de lo que parece.
En este post sin embargo voy a darte 6 consejos/ideas que pueden ayudar a sentirte mejor cuando te sientas solo o sola de forma puntual. En primer lugar, el sentimiento de soledad viene producido cuando nos separamos de nuestro yo interior, cuando lo dejamos de lado y estamos más pendientes del exterior que del interior. Luego es normal que nos sintamos solos ya que, en el fondo, nos hemos abandonado a nosotros mismos. La base pues es llevar a cabo acciones que nos permitan volver a conectar con nosotros mismos/as.

1- Cierra los ojos y respira
Haz previamente unos pequeños preparativos: sitúate en un espacio de tu casa en el que te sientas cómodo. Si puede ser, enciende alguna vela e incienso. Cierra los ojos poco a poco y, lentamente, con las rodillas semiflexionadas o sentado con las piernas cruzadas, toma aire lentamente por la nariz. Debes notar como entra en tu cuerpo, se expande por él y lo nutre. Puedes sacar el aire por la boca o la nariz. Hazlo poco a poco y poniendo mucha consciencia, entre tres y un máximo de diez veces (para evitar hiperventilar). Si sabes cómo hacerlo también puedes meditar, un día ya hablaremos sobre el tema.
2- Trátate como un niño/a
Supongo que habitualmente hablas contigo mismo interiormente. Cómo si dentro de ti hubiera otra persona. Pues bien, en este caso esta persona será tu niño interior. Si no, es un buen momento para empezar a practicar. Serás el encargado de hacer que se sienta bien, que esté contento, que pueda expresarse libremente y sin reproches de ningún tipo, haz que se ría, serás el encargado de cumplir todos sus deseos. Primero salúdale. Si no te contesta pregúntale que le pasa, que problema tiene, porqué está triste, que le apetece para cenar, si quiere jugar… Debes tratarlo con la máxima dulzura y comprensión. Si te cuesta, ten paciencia, es un niño. Te sorprenderá lo que te pueda decir.
3- Cocina
Busca el placer en la elaboración
. Tómate tu tiempo. Haz una receta especial (pero de dificultad asequible para tu nivel) para la persona más especial, o sea, tú. Pon música tranquila, sírvete una copa de vino, prepara los ingredientes tranquilamente, disfrutando de cada corte que hagas, con delicadeza, dando gracias por poderte dedicar ese tiempo. Un consejo, no hagas dos cosas al mismo tiempo, es decir, se trata de disfrutar preparando la comida, aunque te lleve dos horas, debes estar siempre relajado, pero atento a lo que haces en todo momento.

4- Haz alguna manualidad
Dibuja, pinta, esculpe… lo que a ti te guste más. ¿No sabes dibujar? ¡Eso no importa! Toma una fotografía o imagen de una revista, coge un papel en blanco (un poco gordo, de los buenos), un buen lápiz y empieza a dibujar. Antes dedica un mínimo de dos minutos a mirar la imagen que vas a representar, fíjate en los detalles, respira, conecta con ella. Sobretodo no pierdas la paciencia y no desesperes. Aguanta hasta el final, hasta que interiormente sepas que has terminado el dibujo. Es algo que debes sentir. Si lo acabas, verás que te ha quedado mucho mejor. Si no tienes práctica dibujando es normal que durante el proceso creas que te está quedando fatal pero no es así. Puedes ir retocando el dibujo y repasando las líneas. En la parte final, cuando ya tengas el esqueleto del dibujo, dibuja con fuerza, sin miedo, con líneas fuertes y personalidad (tu personalidad). Cuando acabes estarás orgulloso/a de ti mismo/a.
5- Sal a caminar
¡Tienes que salir a caminar solo!
Mejor dicho, sales a caminar contigo mismo. Nada de salir con gente, al menos por esta vez. Elige la ruta y disfruta del camino. Si te gusta el mar, la montaña, la llanura… La clave es que entres en contacto otra vez con la naturaleza. El dicho “Me siento más solo en una gran ciudad a rebosar de gente que solo en medio del campo” creo que es muy representativo.  No vale ir a dar una vuelta por la ciudad o el parque… Conecta con la naturaleza auténtica. Si tienes tiempo, elige una ruta un poco larga, también te sentirás orgulloso/a cuando llegues. Incluso puedes prepararte un tentempié para comer durante la ruta.
6- Mira tus fotos u organízalas
Es probable que surjan sentimientos de melancolía o profunda tristeza
cuando lo hagas, pero espera un rato, aguanta hasta que pase la emoción, verás como, en un rato, el sentimiento se transforma en algo mucho más bonito e internamente. Empezarás a sentirte mejor. Recuerda los buenos momentos, en soledad o compañía, no importa. Si quieres, elige algunas fotos que a ti te gusten y llévalas a revelar. Aprovecha para comprar algunos marcos que a ti te gusten, con todo el cariño. Cuando pases por delante de las fotos recordarás aquellos buenos momentos.
Si durante cualquiera de estas acciones lloras, bienvenido sea el llanto. No intentes guardártelo. Exprésalo. Cuando lo hayas sacado todo, verás como la percepción de tu alrededor empieza a cambiar. Probablemente parecerá que hay más luz y que el ambiente está más limpio. Eres tú, que estás mejor.
Espero que estos consejos te ayuden en tus momentos de tristeza o soledad. Si tienes alguna otra idea o consejo que utilices cuando te sientas solo o sola te invito a compartirlo con nosotros.
Narcís Vilà