- Observación interior:
Viajar a las profundidades de Sí mismos, para permitirnos la
permanente observación sobre nuestra manera de pensar, de expresarnos,
de actuar.
Reflexionar sobre nuestros comportamientos y encontrar respuestas de
corazón abierto, donde la sabiduría interior surge naturalmente.
- Reconocimiento de la libertad:
Comprender que para lograr el dominio de Sí mismos, es necesario
romper toda atadura o encarcelamiento interior y empoderarnos, sin
sobrepasar sobre las libertades de los demás. Esto implica comprender
que somos interiormente libres y que la tolerancia es el verdadero
reflejo de la aceptación de nuestra propia individualidad, alejándose de
todo aislamiento con el mundo y practicando la filosofía del respeto.
- Sentido del humor y la alegría:
Cada adversidad tiene su lado jocoso, que es el punto de partida de
la superación de las emociones no involutivas, como el miedo y la culpa.
Dirigir nuestro foco de atención hacia la alegría, hacia lo que nos
hace reír, más allá de toda circunstancia difícil que estemos
atravesando.
- Creatividad e Ingenio:
Considerar nuestro espíritu creativo para encontrar soluciones para
salir de los momentos adversos. Es aquí, donde el encuentro con el niño
interior se hace imperioso, ya que el aspecto lúdico del adulto, así
como el desarrollo de actividades de “ocio creativo”, son portales que
se abren para generar maravillosos cambios.
- Valores esenciales:
La conciencia y el compromiso moral nos permiten transitar por el
sendero correcto. Esta es la vía por donde la abundancia interior se
manifiesta, para ejercer nuestra maestría y ser verdaderos generadores
de un mundo más coherente y humano, alejado de las contradicciones y muy
unidos a la espiritualidad, base donde se asienta la ética.
- Sensibilidad:
Aprender a contemplar la belleza; desde el vuelo de un pájaro hasta
la imagen armónica de una rosa; desde la sonrisa de un niño hasta
sabiduría de un anciano; desde un cálido abrazo hasta brotar nuestro
llanto que nos sana.
Las personas resilientes saben abrir el corazón, son más expresivos
con sus sentimientos, prestan atención a las intuiciones y se deleitan
con todo lo bello, lo armónico que existe en la naturaleza.
- Habilidad para relacionarse:
Toda relación está basada en el establecimiento de vínculos
afectivos, donde del buen desarrollo de la comunicación, incluyendo las
expresiones emocionales, nos da el marco preciso para su desarrollo.
El ser humano es un ser social por naturaleza; lo que implica la
convivencia con sus semejantes mediante el uso de ritos, que van desde
reuniones con amigos, encuentros con su grupo laboral o profesional,
hasta congregarse en un culto, con lo que se procura seguir un orden de
costumbres, sustento de toda cultura.
En esta capacidad humana para relacionarnos, es necesario tener
siempre presente que, a medida que más nos “relacionamos con nosotros
mismos”, mejores son las relaciones con el mundo.
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) sostenía que:”El
individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo
intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio
es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”.
Desarrollo del intelecto:
Alimentarse de nuevos conocimientos nos trae un sinnúmero de
oportunidades. El desarrollo de la inteligencia, es decir la habilidad
de relacionar datos o conocimientos para resolver determinadas
situaciones, es una de las herramientas para potenciar la “resiliencia”.
El hábito de leer, es esencial para el crecimiento intelectual,
siempre que sepamos discernir entre la información que permite nuestra
verdadera evolución; de la que nos aleja de este propósito de
trascendencia. La etimología de “Leer” tiene su origen en el idioma
indoeuropeo “Leis”, cuyo significado es “Camino”.
Autoimagen positiva:
Tener presente siempre que somos aprendices de la vida, nos aleja de
todo sentimiento de víctima. La autoimagen positiva, nos permite mirar a
la adversidad como un “disfraz” donde se esconde un valioso
aprendizaje. La auto-valoración se muestra como un instrumento de
fortaleza, en la que podemos poner foco de atención a la grandeza de
nuestros logros o triunfos alcanzados y debilitar la concepción de poder
que le atribuimos a las adversidades.
Asertividad:
La asertividad requiere del uso eficiente de la comunicación, del
poder de nuestro lenguaje. Cuando nuestra comunicación tiene un estado
sólido de madurez, estaremos en un punto de equilibrio.
Ser asertivos es tener una base de firmeza tal, que nos permita dejar
de oscilar entre el sometimiento ejercido por otras personas sobre
nosotros (sumisión) y su condición opuesta, nuestra propia agresión en
cualquier nivel. El ser asertivo nos invita a tener convicción y
determinismo en todos nuestros actos y nos permite ser claros a la hora
de defender nuestros derechos.
Tener asertividad nos inclina al logro de nuestras metas proyectadas y
a ser permanentes protagonistas del crecimiento personal, en sus tres
escenarios: físico, mental y espiritual.
Una actitud asertiva se convierte en un hecho de motivación por sí
mismo, donde el pensamiento positivo es el impulsor de nuevas
oportunidades.
lunes, 10 de marzo de 2014
Unas cosillas sobre la felicidad, el ojetivo
No podíamos en un blog sobre resilencia no hablar sobre la felicidad, ese objetivo que en la vida todos esperamos o ansiamos por el profundo bienestar que nos genera, ahora bien, ¿dónde buscamos la felicidad? Cada uno aquí tendrá su respuesta, la mayoría de nosotros la buscamos fuera, nos quejamos si un día llueve, al siguiente si hace calor, nos quejamos si nuestra pareja no se comporta como nosotr@s creemos que tiene que hacer, si nuestro trabajo no nos satisface cuando lo tenemos, sino lo tenemos porque no lo tenemos, si nuestros padres nos entienden o no, si tenemos pocos amigos, en fin, la buscamos fuera de nosotr@s cuando realmente es un estado del ser, es decir, va con nosotr@s mismos. Una frase que a mi me gusta mucho es: si no eres féliz con lo que tienes, con lo que te falta tampoco lo serás, y es que en esto como en otras cosas la actitud que adoptamos ante la vida es la que va a marcar la diferencia. Rebajar las expectativas sobre las cosas o personas nos va a ayudar a ser más felices, porque estaremos menos decepcionados cuando algo o alguien no sea como esperamos y mucho más sorprendidos. Hay un cuento que a mi me gusta mucho que se llama la llave de la felicidad, y es que de vez en cuando tod@s tenemos que recordar de quién depende ser felices.
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