Había una vez, hace muchos, muchos años, en un pueblo muy lejano y muy hermoso llamado Amor, un camino que usaban los viajeros para cruzar hasta la tierra de la Alegría, era un camino largo, lleno de sol, casí sin sombras y en esta tierra hacía a menudo mucho calor, en mitad del camino y rodeada de arboles, había una fuente de la que manaba agua cristalina, limpia, fresca, y cada caminante que llegaba allí, aprovechaba para refrescarse, no osbtante bebían y bebían pero no calmaba su sed, al contrario cada vez tenían más, algo que no entendían ninguno de los habitantes del pueblo. El rey llamó al sabio del pueblo esperando encontrar una explicación ante semejante hecho extraño, el sabio pasó muchos días alrededor de la fuente viendo como los viajeros desesperados se postraban ante la fuente, muertos de sed, y no podían calmarla con sus aguas. Tras un tiempo, el sabio descubrió que todos los viajeros que llegaban se tiraban como locos insaciables ante la fuente, sin apenas darle tiempo a que su agua brotase, y entendió porque su agua no saciaba, por la impaciencia e imperiosa necesidad con la que bebían estos viajeros, así que habló con el rey y pusieron un cartelito que decía algo así en la fuente " Sorbo a sorbo despacito yo te calmo, rápido me hieres y te vacio, si quieres calmarte, bebe despacito, si lo haces deprisa, seré mas sal que agua y cortaré como el cristal", e ahí que a partir de entonces los viajeros por muy desesperados que estubiesen, bebían a sorbitos pequeños y en dos traguitos se sentian magicamente recuperados para seguir el camino a casa.
La paciencia y la serenidad nos llevan a la meta.
Amar con desesperación, con hambre, como quién siente que su alma está vacia y sólo puede ser llenada con otro ser, es ir abocado al dolor, la exigencia y la dependencia, porque por mucho amor que nos den, nunca será suficiente para saciar nuestra sed. Muchas veces, muchas personas no han sido amadas incondicionalmente por nadie, ni por sus padres, ni por un amigo, se siente vacias, se desprecien, son negativas, pues ese es el mensaje que recibieron; tu no importas, iran tras aquel que le trate bien, dependiendo hasta el punto de agotar al otro, por muy buena voluntad que tenga, pues llenar una vasija agujereada es imposible, es cierto que cuando alguien nos hace sentir valiosos, respetados y queridos y confia en nosotros, nosotros si tomamos las riendas y empezamos a amarnos, podemos cambiar, ahora bien, al final el camino es en solitario. Nadie puede llenar de amor a nadie porque todos nacimos ya llenos
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