martes, 20 de agosto de 2013

Humildad. No necesidad de notoriedad

Llega una edad en que sin saber porqué nos volvemos invisibles, en mi caso la edad comenzó con mi nacimiento, creo que siempre he sido como el agua transparente, y por eso no pueden verme, al igual que el agua las emociones son parte vital de mi alma, aguas a veces turbulentas, otras calmadas que me hacen vivir en movimiento y moverme por simpatía o rechazo, el echo de ser invisible me da muchas ventajas, a diferencia de las personas que necesitan estar en foco, tengo la cualidad de aparecer y desaparecer, con lo cual, a mi manera son libre, llegado a este punto creo que no me convertiré nunca en una estrella que tenga la obligación de brillar todos los días en el mismo punto del firmamente para ser admirada por su radiante luz, no, prefiero ser un cometa, una estrella fugaz, que para ser vista y detectada necesite la mirada de alguién muy especial, atento al firmamento del universo, dejando en el etéreo ambiente una suave estela, casi polvo, que para ser vista necesite paciencia, y atención, definitivamente, el mundo ya está lleno de estrellas que se agolpan en el firmamento colapsando el universo de luz, aspiro a ser una estrella fugaz, leve, temporal, cambiante, y tenue, como la vida misma, una estrella fugaz que sólo puede ser vista por un observador cuyos ojos miren a través del alma.


Una reflexión sobre la Humildad 

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