EL EGO: las exigencias de tu falso yo
El ego es nuestra autoimagen; es nuestra máscara social, es el papel que estamos representando. Nuestra máscara social se nutre de la aprobación de los demás. Quiere controlar, y el poder le sustenta, pues vive en el miedo.
Consideremos al ego como la idea que cada uno de nosotros tiene de sí mismo. Es decir, que el ego no constituye mas que una idea, una ilusión, pero una ilusión que ejerce gran influencia”. Nadie ha visto al ego. Se trata más bien de un fantasma que aceptamos que controle nuestra vida. El problema es que mantener esta ilusión puede impedirle conocer su verdadero yo, su esencia espiritual.
El ego se empeña en hacerte creer que lo más que importa es el cuerpo y que la personalidad es lo más esencial.
El ego (o falso yo) entra en la competencia, quiere estar donde está el otro/a. A la vez nos muestra un mundo peligroso, donde has de desconfiar.
El falso yo hace lo posible para que estemos intranquilos, que no actuemos con calma, tiene miedo que nos encontremos con nosotros mismos, sabe que llegado ese momento dejara de “existir” de llevar el mando de nuestra vida.
Nos alienta por medio del miedo a acumular más, sea premios o prestigio o ascender un escalón más en la empresa, quiere llegar a ser el mejor.
A la vez es exigente, encuentra poca o nada de satisfacción en lo que hace, le viene sentimientos de desesperación, busca hacer más, estar siempre ocupado, con proyectos incluso con visos altruistas, todo es válido, con tal de mantenernos separados de si mismo.
Al ego le aterroriza la posibilidad de que le puedan decir que es un fracasado, el vive una perenne angustia queriendo evitar, lo que puedan pensar de el, quiere destacar, cree que ahí está el poder, el logro, es todo un autoengaño.
También nos envía mensajes falsos, como que es mejor estar aislado, el muestra su cobardía convenciéndote que eso de llegar a si mismo es una pamplina, nos induce a sentirnos indignos y no merecedores, nos abruma con sentimientos de culpabilidad.
El ego lo hemos creado nosotros, así que en realidad, es una ilusión. Si nos hubieran permitido (al igual a nuestros padres, abuelos…) ser auténticos, haber recibido el amor, ternura y la estima necesaria y ser uno mismo, el ego sería solo un acompañante de la personalidad.
CONOCER TU YO VERDADERO
Nuestro Yo verdadero, que es nuestro espíritu nuestra alma, está totalmente libre de todo lo expuesto. Es inmune a las críticas, no teme ningún desafío y no se siente inferior a nadie.
Pero al mismo tiempo es humilde y no se siente superior a nadie, pues reconoce que todos los demás son el mismo Yo, el mismo espíritu, bajo disfraces diferentes.
Al ego no se trata de eliminarlo, ni de despreciarlo, sino de ser conscientes de su existencia, él también somos nosotros, se trata de amarlo como es con todos sus aspectos y condicionamientos, eso sí, estar alertas, para que no gobierne nuestra vida. Lo que prima es guiar Nuestra Vida desde el auténtico Yo.
SUGERENCIAS PARA SUPERAR EL EGO Y ALCANZAR LA CONCIENCIA SUPERIOR:
* Intenta conocer tu ego y determinar cuando tu ego influye y domina tu vida. Pregúntate: ¿Estoy escuchando a mi falso yo o a mi yo espiritual?.
* A medida que vayas adquiriendo conciencia de tu ego, podrás librarte del egocentrismo y entrar en la conciencia superior.
* Comienza a llevar la cuenta de con cuánta frecuencia usas el pronombre “yo”. Al no centrarte en tu propia persona estarás superando el ego.
* Escucha a los demás y no te centres en tí mismo. Durante las conversaciones, concéntrate en lo que la otra persona está diciendo y en lo que sientes. Luego responde con una frase que empiece por “tú”. Esto se denomina escucha activa. Es una manera de contener el ego y permitir que participe el yo espiritual.
* Resiste el hábito de permitir que el ego domine tu vida. Cuanto más te resistas a permitir que tu ego sea quien controle tu vida, más pronto llenarás el espacio que antes ocupaban las exigencias de tu falso yo.
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