jueves, 17 de octubre de 2013

Movimiento

Buenas tardes, llevo un tiempo sin escribir, pues aquí estoy. He estado pensando que la vida muchas veces es más hermosa si nos centramos en observar, en estar presentes en el momento en cuestión. Nos pasamos el día haciendo, y un momento de serenidad es algo valiosísimo, cuando nuestra mirada se vuelve más serena, todo cobra otro sentido, otro color. Un día te detienes en la vereda del camino, te sientas y observas como en un agujero hay un pequeño charco de agua, y dentro de ese agua, hay vida, las gotas empiezan a caer, es una lluvia fina, casi ni te moja, la sensación es tan apacible, miras las gotas que van formando circulos y mas circulos en el continuo movimiento repetitivo y constante y sientes que eres parte de esa lluvia que te empapa poco a poco, como una leve caricia, levantas los ojos y te dejas ir, pegando tus pies descalzos al suelo, sintiendo una conexión poderosa con la tierra, que también forma parte de tí, no hay temor, ni ruido, ni preocupación. Sólo hay silencio y calma, mucha calma, somos parte de esa calma, uno con la naturaleza, surge la sonria y no hay nada que hacer excepto respirar, sólo eso tiene sentido, respirar, y respirar y en cada respiración estamos más cerca de ese lugar al que pertenecemos, que se llama yo mismo, y es infinito en el ser.

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