miércoles, 25 de diciembre de 2013

Amistades que se pierden en la neblina

Quizás sea que hoy es Navidad y desde hace años la Navidad no me gusta, extraño teniendo en cuenta que de niña me apasionaba poner la casa llena de luces, colores, cantar villancicos, hacer sorpresas, envolver regalos y también recibirlos, celebrar mi cumpleaños y en definitiva compartir, a medida que han ido pasando los años ha dejado de apasionarme, no es que haya perdido muchos familiares, como casi todos los de mi edad, he llegado aquí perdiendo a mis abuelos, a mis abuelos no los conocí, a mis abuelas sí y sobretodo mi abuela Mercedes que practicamente me crió, cuando ella se fué, sin duda perdí las ganas de celebrar la Navidad. Supongo que a todos nos pasa que a veces tenemos la sensación de crecer en un lugar en el que desentonamos, sin duda a mi me pasó, siempre fuí una fantasiosa teatrera y mi familia, veía el mundo en blanco y negro, mientras yo imaginaba un montón de personajes que escribir, soñar o interpretar, me disfrazaba y hacía funciones en las que mi máximo espectador era mi abuela, mis padres bastante tenían con trabajar como burros para sacarnos a mi hermano y a mi adelante, y mi hermano, en esa época adolescente, estaba mucho más interesado en lo que sucedía fuera de la tierra que en compartir mis sueños y alegrías. Hablaba con extraterrestres, decía que la tierra se acababa y que llegaría un día en que un comandante verde con antenas parecido al de los Mundos de Yuppie, bajaría para llevarnos a los más jovenes a otro planeta, y que como hermano mayor su obligación era salvarme, pues con los mayores poco se podía hacer, todo esto me lo dijo cuando yo tenía unos cinco años y soñaba igual con ser bailarina que domadora de fieras o escritora, y veía cada noche debajo de mi cama infantíl, algun primo de ese extraterrestre del que hablaba mi  hermano pero este más que verde era invisible y tenía los ojos rojos, como no, cada noche había pesadillas y escapadas al cuarto de mis padres, abuela o hermano, pidiendo auxilio ante esos monstruos que no sólo me impedían dormir por las noches sino que además evitaban que atendiese en clase de mates o historia cuando en mitad de la pizarra, empezaban a aparecer lucecitas producto de una noche de insomnio. Afortunadamente por las tardes me esperaba mi abuela con la supermerienda de pan con vino dulce y azúcar, primera introducción al alcohol y coautor necesario en mi vagaje estudiantil, así fuí creciendo, siempre con la cabeza entre libros de aventuras, y con mi familia pensando !Que rara es esta chiquilla! Es lo que tiene ser el hermano pequeño, el hermano mayor siempre es el pionero y el responsable a nosotros nos queda distraer a nuestros padres, ser creativos y rebeldes, cosa esta que me ha llegado un poco tarde, eso si, promete bastante. Es curioso ver conforme creces como hay personas que han ido apareciendo y desapareciendo de tu vida de forma paulatina, algunas amistades son como la niebla, que al principio creemos que es una cosa y cuando cesa vemos la realidad, quizás es parte de ese idealismo el no poder ver lo que hay y aspirar a lo que nos gustaría, lo cierto es que muchas amistades quedan a un lado del camino y con los años vas siendo muy cauto antes de pronunciar un "siempre" un nunca o un "tal vez", y dosificas tu amistad como si fueran gotitas de un perfume destilado, no sé que tiene La Navidad para que parezca Postergeist, pues personas que ya no ocupan un espacio en tu vida por decisión propia, a veces tomada de forma unilateral, otras de forma conjunta, te manden una felicitación, por que toca, por cumplir y te vienen recuerdos de largas conversaciones ante un teléfono, de sueños y risas compartidas, de rios de palabras creadas, unas dulces otras amargas y no puedes más que aceptar que como la niebla esa amistad se ha diluido, recoger las velas de tu barco y zarpar a otro puerto donde atracar sea más favorable y haya viento a favor, pues lo que ayer fué ya no es  y no se puede forzar, y al final de esos retazos, de esos encuentros, de esos sabores y sinsabores esta hecha la vida y de muchas presencias y ausencias, de muchas palabras, demasiadas palabras en un mundo que necesita silencio y reflexión, calma, hoy de nuevo parecen que brotan las palabras en mi, como un torrente que no puedo ni quiero acallar, no obstante, me siento serena y en calma, SER FELICES SIEMPRE, NO OS DEJEIS ENGAÑAR POR LA NIEBLA