miércoles, 9 de abril de 2014

Libertad interior

Hablamos muchas veces de libertad, pero ¿realmente sabemos que significa? ¿dónde reside la libertad? ¿podemos ser libres en una sociedad que va a un ritmo frenético¿ ¿una sociedad que nos ata y esclaviza a un trabajo para pagar una casa que no podemos disfrutar por falta de tiempo?¿Una sociedad donde las relaciones mueren porque no tenemos tiempo para dedicarnos los unos a los otros y el contacto físico, espiritual, afectivo queda relegado a las redes sociales a lo virtual a lo irreal? Pues si, podemos ser libres, conquistando nuestra mente, tarea ardua y difícil, teniendo en cuenta que no se nos enseña a hacerlo.
Autosoberanía: la verdadera libertad

Para entender lo que es la libertad, primero tenemos que entender lo que genera el sentimiento de esclavitud. No hay cadenas físicas que nos limiten. Se trata de actitudes, creencias, hábitos y características de la propia personalidad que nos hacen sentir el peso de una situación.

Hay esclavitudes creadas a través de la mala convivencia con los demás en el pasado.
Hay esclavitudes relacionadas con las expectativas de los demás, la familia, la sociedad.
Hay esclavitudes en la atmósfera de confusión generalizada que existe en el mundo a nuestro alrededor.
Hay esclavitudes en las propias flaquezas internas.

Estos cuatro tipos de presión suprimen el sentimiento de ser libre.

Las esclavitudes se adquieren. No forman parte de la naturaleza original del ser.

A través del conocimiento sobre la naturaleza real de las esclavitudes, podremos disminuir su efecto de forma considerable. Entonces podemos empezar a disfrutar de nuestra libertad verdadera: la espiritual.

Esta reconquista interna se llama autosoberanía. Nos capacita a conseguir la libertad para ser lo que siempre hemos querido ser: pacíficos, alegres, benevolentes, amables.

Es precisamente esta nueva naturaleza que aflora lo que también se gana los corazones de los demás.

En la libertad del ser, desarrollamos nuestra individualidad y destacan algunas cualidades que le son propias. De forma natural se desarrolla respeto hacia uno mismo, derivado del sentimiento de soberanía que ejercemos sobre nuestros tesoros – pensamientos, palabras, acciones, tiempo, energía y riqueza. Se hace fácil formar parte de cualquier grupo de personas, en la familia o en el trabajo.

Debido a la fuerza y la comprensión que existen en este estado espiritual, es fácil amar primero y de forma constante, a las personas que forman parte de nuestro día a día.

Aprendemos en ese estado algunos principios importantes:

Es preciso tener libertad sin individualismo.
Es preciso saber amar sin caer en las garras del apego.
Es preciso ser libre internamente. Ésa es la auténtica independencia.
Por ser amable eres amado.