miércoles, 11 de septiembre de 2013

El corazón tiene razones que la razón no entiende






Dicen que amar es comprender, hasta cuando no se entiende. ¿Quizás sea esa la base de una relación sana? La mutua comprensión. Quizás muchas relaciones se rompan por falta de la misma. Ponerse en el lugar del otro parece ser que no es fácil y lo irónico del asunto es que la raza humana es la única especie que tiene empatía. ¿entonces? Si la suma de nuestras mutuas diferencias no nos hace mejores ¿qué hacemos juntos? Realmente, cuando nos enamoramos somos los seres más vulnerables del mundo, porque amar, amar en estado puro es aspirar a la felicidad del otro, a veces a costa de la propia infelicidad, esa sonrisa que nos abre el alma, esa mirada, ese brillo en los ojos ¿cómo negarle nada? Estoy convencida que hay personas que nacieron para amar y son amantes dolientes y otras nacieron para ser amadas y se dejan querer, ¿qué es lo que entregan entonces? Ellos no saben lo que duele un email no respondido, lo que significa estar horas esperando una llamada, una caricia, el dolor de ver el brillo de esos ojos cuando se reflejan en otra persona que no somos nosotros, ellos saben que estamos ahí, hipnotizados y embelesados por sus cualidades narcóticas, y eso es lo peor que puede pasar en una relación, que alguién sepa que incondicionalmente estaremos ahí, muy a lo contrario de la pureza del verdadero amor, el amor humano, el amor pasión, precisamente es pasión por ese tira y afloja, por esa seducción, por saber que podemos perder en cualquier momento al ser amado, es así de irónico, encender y enfriar, jugar, algun@s aspiramos a un amor profundo que quizás no nos está destinado en este mundo. La indiferencia y la ausencia acaba matando el más hermoso de los amores, porque estamos heridos, no comprendemos la actitud del otro, al principio nos cabreamos con nosotros mismos y nos sentimos culpables. ¿Cómo he podido ser tan tonta? Luego cuando el dolor amaina, nos damos cuenta que el amor es así, que es un ave que se posa a veces en la ventana y a veces vuela, quizás al próximo amor le demos más alas, no nos demos por completo desde el principio, creemos ese halo de misterio que da tanto valor y hechizo a lo inalcanzable, seamos más acuatícos y menos transparentes, más pacientes, confiemos más en nosotros mismos y así estemos más receptivos a un amor sano y adulto, y también divertido.