miércoles, 4 de septiembre de 2013

Quién no entiende una mirada tampoco entenderá una larga explicación

 Quién no entiende una mirada, no entenderá una larga explicación. No sé si realmente los ojos son el espejo del alma, sé que hay miradas en las que me pierdo por su profundidad y porque me presentan un desafío que mi curiosa mente empieza a pensar ¿que significa?, miradas dulces como los pasteles en las que floto como si nadará en el agua transparente de los ojos, miradas que son chispas de alegría y felicidad, miradas que lo dicen todo, sin decir nada, las miradas cómplices del amig@, del familiar muy cercano, donde la entropia ya es tal que no hay necesidad de palabras, miradas huidizas, que no se detienen, que esconden mucho, y tienen miedo a ser descubiertas, miradas sucias que hieren como hiere la maldad cuando uno la enfrenta cara a cara, y miradas que encienden un volcán, al desnudar y necesitar ser desnudado a la vez, asomarse a los ojos de alguién es entrar en contacto con un ser humano distinto, es muy difícil que unos ojos nos mientan, si nos miran de frente, y hay miradas tan intensas que penetran y se clavan, sino puedes aguantar una mirada de un minuto con tu pareja, amiga, etc, preguntate el porqué, quizas no tengaís tanta confianza como supones...La más hermosa es esa que viene directamente del alma, limpia, transparente, serena, como la de un niño o la de esos seres extraordinariamente transparentes con los que a veces nos encontramos. Mirando desde el alma...

 

 

 

Mario Benedetti


Las primeras miradas


 
Nadie sabe en qué noche de octubre solitario,

de fatigados duendes que ya no ocurren,

puede inmolarse la perdida infancia

junto a recuerdos que se están haciendo.



Qué sorpresa sufrirse una vez desolado,

escuchar cómo tiembla el coraje en las sienes,

en el pecho, en los muslos impacientes

sentir cómo los labios se desprenden

de verbos maravillosos y descuidados,

de cifras defendidas en el aire muerto,

y cómo otras palabras, nuevas, endurecidas

y desde ya cansadas se conjuran

para impedirnos el único fantasma de veras.



Cómo encontrar un sitio con los primeros ojos,

un sitio donde asir la larga soledad

con los primeros ojos, sin gastar

las primeras miradas,

y si quedan maltrechas de significados,

de cáscara de ideales, de puresas inmundas,

cómo encontrar un río con los primeros pasos,

un río -para lavarlos- que las lleve.


Muchos sostienen que la mirada es el reflejo del alma, que es la ventana por donde se asoma la personalidad, las intenciones y la moral ¿Puede, una mirada, transmitir el estado emocional? ¿Por qué creemos importante observar los ojos de las personas?
La neurociencia encontró la explicación para este argumento basado en el puro instinto. La zona del cerebro responsable del reflejo de las emociones en la mirada, es una corteza denominada Orbitofrontal que se encuentra detrás de las órbitas oculares, de ahí deriva su nombre. Por su posición, se conecta con tres partes importantes del cerebro, aquellas que tienen la misión de construir el pensamiento, detectar las emociones y administrar las respuestas automáticas.
Estas partes son: la corteza frontal, la que se encarga de la construcción lógica y pensante de la mente; la amígdala o cerebro emocional, aquella que desencadena las reacciones emocionales; y con el tronco cerebral o cerebro reptiliano, que controla las respuestas instintivas. La función de la corteza orbitofrontal es coordinar de manera instantánea las respuestas entre el pensamiento, el sentimiento y la acción.
Esto explica la conexión entre las vías que Daniel Goleman denomina: inferior y superior, es decir, cuando sentimos reconocer alguna emoción ajena, inmediatamente adoptamos un juicio respecto a la situación, y decidimos qué hacer luego de identificarla, este proceso, casi inmediato, es obra de esta compleja conexión neuronal. 
Las neuronas encargadas de llevar esta información se llaman Fusiformes, que son aquellas que tienen forma de huso con el cuerpo cuatro veces más grande que cualquier otra neurona y un axón largo y grueso que establece las conexiones interneuronales. Esta longitud de los brazos de la neurona  da mayor velocidad a la información transmitida, de allí radica la rapidez del proceso. 
Finalmente, lo que se llama Rapport en las relaciones sociales dependen de estas conexiones, porque es debido a la función de las neuronas de la corteza orbitofrontal, que las personas pueden detectar emociones en las expresiones del rostro y matices en los tonos de voz, al conectar cierta información de la experiencia visceral con la interpretación del sentir ajeno. Entonces, la sensación empática, aparentemente, ingresa y se refleja por la mirada, cuando lo que sucede es producto de la conexión entre cortezas. Este proceso es muy importante para la comunicación.
 


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